Kamil extendía quinientos dólares al personal que le asistía en el camerino, y la señora que estaba encargada de la limpieza-
-Pueden ir por unas hamburguesas, estoy hoy en mi máximo derroche de generosidad, al menos no se irán con el estómago vacío a la cama-.
Las cuatro personas que estaban en el salón se miraron entre sí, era déspota, y de paso pensaba que les podía humillar.
-Señorita Kamil, tenemos un compromiso familiar, muchas gracias en otra ocasión, hoy declinamos la invitación, pero…puede compartir con el equipo de edición, les encantan las hamburguesas y el refresco-. Estela se despedía junto a su asistente, y el resto del personal
Kamil arrojó los billetes -Pobres tontas…cuando comience mi trabajo con Benoit tendré todo un equipo para mí, tres maquilladoras, dos asistentes para vestuario, dos personas para mis alimentos, y además tendré conductor solo para mí, todo a mis pies…Marga se complace en humillarme, solo dos asistentes para maquillarme y vestirme… y esa escurridiz