Rudolf miró en dirección a la mujer que acudía a su encuentro, la bella Malena vestía de verde esmeralda a tono con sus zapatillas y bolso, el reloj era hermoso…en algún lugar lo había visto…o quizás era similar…la voz de Malena le sacó de sus análisis.
-Que gusto verte Rudolf-.
-Vámonos, te tengo una maravillosa invitación a mi suite, cenaremos, puedes nadar en la alberca y ver la noche resplandeciente-.
-Es una tentación acaso? -.
-No lo sé, yo pensaba en compañía para una cena de negocios-.
-Tus negocios… ¿Son en una alberca? -.
-No…por supuesto que no, cenaremos con el señor Itins, su hija y después de revisar algunos términos del contrato…podemos usar la alberca…-.
-Entonces te deseo buen baño-. Malena se marchaba ante la asombrosa mirada de Rudolf.
- ¿Quien se cree que es para menospreciarme una cena? Si le diera un broche de oro, con perlas, jazmines, rosas y no sé cuántas cosas más, me hubiera dado atención…pero no te preocupes querida…veremos quién gana y quien pierde-.
Rudol