Alan tomó las tostadas para dejarlas caer sobre la servilleta, justo el apetito se había ausentado, si no se apresuraba llegaría tarde a la oficina, por buena fortuna para él Kamil no se presentó en su casa.
Una idea iba y venía, cambiarse de casa.
Podía vender la propiedad para mudarse a otro lugar.
Su madre colocaría el grito en el cielo.
Su teléfono repicaba insistentemente, lo dudó para responder, pero terminó tomando la llamada.
-Señora Minie gracias por su llamada llegaré en una media hora-.
Colgaba en seco. Tomaba su portafolio, llaves y documentos.
el auto avanzaba por la amplia avenida, una nueva llamada justo en el instante que el semáforo le indicaba detenerse.
Ahora era su madre.
-Alan esta noche habrá un coctel para todos los directivos de la empresa, empleados e invitados especiales, tu padre precisa que asistas…por favor hijo cuento contigo, no me falles-.
Alan quiso argumentar que no estaría presente, pero su madre se adelantó colgando la llamada.
-Siempre me hace lo m