Grace sintió cómo su cuerpo cobraba vida por sí solo, sus manos se elevaron instintivamente para deslizarse por la nuca de Edward. Entrelazó sus dedos en su cabello y tiró suavemente de él, lo que provocó un jadeo inesperado de Edward contra sus labios. Ese simple gesto le trajo una satisfacción que no esperaba. Se separaron por un momento, y Edward la miró detenidamente. Ella tenía los ojos cerrados, los labios entreabiertos y un rubor encantador en las mejillas.
― ¿Estás bien? ―preguntó en un susurro. Grace abrió los ojos y asintió. Quería volver a besarlo, y él a ella, así que no dudaron en encontrarse de nuevo en un beso apasionado. Bajaron la intensidad del beso y entre sus labios, Edward comenzó a hablar: ―Sé que esto no estaba en el acuerdo y…―
Grace salió de su ensimismamiento, separándose unos centímetros, lentamente de él, sin dejar de mirarlo.
―El acuerdo…―dijo, aclarándose la garganta mientras se sentaba de nuevo en su lugar, intentando controlar sus emociones y el calor