—¿Te encuentras bien? —su aliento a menta y licor inunda mis fosas nasales y me pregunto por qué habrá bebido.
—Sí —asiento con la cabeza.
—Vamos a tu cama —me propone en un tono demasiado insinuante.
—¿Esta vez lo harás? —hago la misma pregunta que llevó haciéndole desde que los dos jugamos a esto que no le he puesto nombre.
—Misma pregunta —murmura entre mis labios, está agitado y su manzana de Adán sube y baja tragando duro.
—Misma respuesta —afirmo.
Vadhir no me hace esperar, me quita la b