Vladimir Sokolov
Ella me miraba con el ceño fruncido, como procesando mis palabras. Sus bellos ojos, estaban brillosos, como queriendo llorar. Ella merece irse con su familia, estar con sus padre en estos momentos. Yo le arrebaté su libertad y eso no se lo merece, fui detrás de un inocente. Provoqué dolor y sufrimiento a una familia libre de culpa.
—¿Me voy? — preguntó tragando saliva y asentí con una sonrisa forzada. —¿Y nosotros?
—Que te dejé libre no significa que te aleje de mi vida, seguiré en tu vida, cuidándote y teniendo una relación normal. — respondí. —Solo estarás con tu familia, libre, sin estar secuestrada.
Ella se acercó a mi y me abrazó, su rostro pegado a mi pecho y yo la abracé con fuerza, con tanta fuerza que me daba pena dejarla ir. Sarah me ayudó a salir de aquel dolor, esa oscuridad. Con su carácter y con su sonrisa, me elevó al cielo, sacándome del infierno.
—No te vayas de mi vida, por favor. — suplicó. —No te vayas.
—No me iré, nena. — la sujeté de su rostro p