C264: Yo no quiero una libertad sin ti.
Jordan lo miró con el corazón palpitando en la garganta, cada palabra que salía de la boca de Reinhardt calaba hondo en su pecho como si fueran confesiones largamente reprimidas, como si por fin alguien se atreviera a ponerle voz a lo que su alma tanto había deseado oír.
Reinhardt, con esa presencia imponente que nunca perdía del todo, parecía ahora más vulnerable que nunca, como si desnudar su alma le costara más que enfrentar la muerte misma.
—No tienes idea de lo que significa para mí todo lo que estás diciendo, Reinhardt… —empezó, con una sonrisa entre los labios, aunque sus ojos ya comenzaban a brillar debido a las lágrimas—. Puede que esté loca, puede que haya perdido por completo la razón, pero no me arrepiento de amarte y no lo haré nunca.
Su mirada se deslizó alrededor, como si contemplara la tierra que un día soñó habitar, ese rincón de paz que alguna vez idealizó como libertad. Bajó la vista, tragó saliva, y volvió a mirarlo al rostro.
—Tanto anhelé volver aquí… Este lugar