Justo cuando Zaid creía tener el control, un golpe repentino lo sacudió por la espalda. Un estallido de dolor le recorrió la columna cuando una silla se hizo añicos contra él. El impacto no fue lo bastante fuerte como para derribarlo, pero sí lo hizo tambalearse hacia adelante, obligándole a dar un paso en falso. Zaid giró bruscamente, desconcertado, y vio a Jasper detrás de él, con los restos de la silla en las manos.
Jasper arrojó los fragmentos y, sin dudarlo, fue directo a golpearlo con el puño cerrado. El puñetazo dio en el rostro de Zaid, no con mucha fuerza, pero con toda la determinación que tenía.
—¡Suéltala! —gritó Jasper con el rostro encendido de rabia.
Aunque el golpe no fue contundente, sí lo tomó por sorpresa. Jasper no era un buen luchador, eso estaba claro. Siempre había sido más un sobreviviente que un agresor, más un cuerpo para resistir que para dañar. Pero en ese momento, lo único que le importaba era apartar a Zaid de Jordan.
Zaid lo miró con odio, con un desprec