Luna se encontraba absorta en los brazos d ese hombre, no tenia ningún tipo atracción física, pero necesitaba una dosis del elixir para sentirse mejor.

Poco a poco el hombre empezó a responder a su besos y comenzó acariciarla, al intento subir su falda y por fin lograr su cometido, pero escucharon voces fueras del invernadero y ambos tomaron conciencia de los riegos de ser encontrados. Acomodaron rápidamente su ropa y salieron del invernadero.

Las voces pertenecían Omega Margarita y algunos hombres, al salir encontraron la mirada inquisitiva del grupo. -¡¡¿Luna, que estaban haciendo?!!- [reprendió furiosa la anciana]. – Nada, que vamos estar haciendo- Margarita no podía creer lo que sus ojos veían, sintió decepción y vergüenza del comportamiento de la niña de sus ojos. Vladímir que era uno de los presentes, los miro con desaprobación a los “amantes” pero decidió que era mejor calmar el dolor de esa pobre mujer. Le ofreció su brazo como apoyo y la acompaño de nuevo dentro de la mansi