—¡Regina! — la delgada voz de Jane obligó a Giovanni a separarse, sonrió de medio lado al verla ruborizada y sin saber qué hacer.
—Será mejor que salgas — sugirió. — o sospecharán algo…sabes que a mi no me importa, ¿Pero a ti? — y comenzó a caminar en dirección contraria.
La pelinegra dio un respingo y salió sin pensar más al encuentro de su amiga.
—¿Qué hacías?¡Ven! vayamos a cambiarnos y a nadar un rato — dijo la castaña.
—¡Que envidia! Lucen tan bien — mencionó la joven pelirroja al ver a las tres jóvenes en trajes de baño.
—Tú también luces genial — animó Regina que esta vez no tenía problema con su atuendo.
—Ah ni lo digas…— disculpó la joven. — creo que todavía tengo un cuerpo sin desarrollar.
Alma no pudo evitar sonreír. — y aun así tienes un par de pretendientes rondando — dijo la pelicorta.
—¿Tienes novio? — cuestionó curiosa Regina mientras ayudaba a Jane a ajustarse el sujetador de su bikini.
—Para nada, los chicos son estúpidos, insípidos y patéticos — afirmó la joven pel