Laura se sobresaltó, pero ya era demasiado tarde para esquivar el ataque.
De repente, una fuerza poderosa la empujó hacia un lado. El impacto fue tan fuerte que perdió el equilibrio y cayó al suelo.
El sonido del cuchillo clavándose en la carne resonó en el aire, seguido de un denso olor a sangre.
Laura levantó la cabeza rápidamente y vio a Santiago de pie, con el cuchillo hundido en su pecho. Jenny estaba frente a él, con una expresión de confusión.
—¡San… Santiago! —llamó Laura, su voz temblorosa.
—¡Laura, corre! —gritó Santiago con urgencia.
Jenny estaba completamente fuera de sí, y era obvio que no dejaría escapar a Laura.
Jenny recuperó la compostura y miró a Santiago con ojos inyectados de sangre. —Sabes que ella no te ama. ¿Por qué te arriesgaste a salvarla? ¿Valió la pena?
Ella amaba a Miguel, pero si él estuviera en peligro y le pidiera que diera su vida por él, lo rechazaría sin dudarlo. Entre el amor y la vida, ¡la vida siempre era más importante! Pero en ese