Uno a uno van cayendo los hombres que disparan para defendernos, por lo que, es evidente que estamos perdiendo. Desesperada, reviso las armas que están en el suelo para poder darle a Noah las que aún tienen balas.
Pero, sé que no es posible ganar cuando son muchos los enemigos. Por eso, tomo un arma y comienzo a disparar para ayudarlo, ya que, está perdiendo muchos hombres. Mi cuerpo, duele más por la firmeza con la que agarro con una mano el escudo donde recibo las balas.— Solo ocúltate, Marcela. Yo me haré cargo de esto.— Puedo ayudar.— Vas a desmayarte si sigues así.— Ya esto no me sorprende. Los disparos ya se me hacen tan común de lo que quiero reconocer.— Entonces, gracias por ayudar. — dice Noah recargando su arma.Como el escudo es transparente, puedo ver a mis enemigos sin exponerme. Por eso, cuando veo que están recargando su arm