Libi inhaló profundamente antes de entrar al salón donde se llevaría a cabo la cena. Alejandro los recibió como anfitrión del evento y le dio detalles a Irum sobre los invitados.
Desde el reluciente piso hasta los altos muros y el cielo decorado con detalles dorados, todo llamaba la atención de Libi. El lugar no distaba mucho del salón de un palacio de cuentos de hadas y ella estaba muy bien posicionada, parada en unos caros zapatos que le había dado Irum, con el elegante vestido que la había ayudado a escoger Lucy y las relucientes joyas que también le había dado él.
Se veía distinguida y con clase, comprobó al mirar su reflejo en un ventanal.
—Te ves magnífica —le susurró Irum al oído, haciéndola estremecerse.
Todavía no se acostumbraba ella a tenerlo a esa altura.
—¿Cuánto durará esta cena?
—¿Ya te quieres ir? Apenas llegamos.
Ella quería saber cuánto tendría que soportar estar disfrazada de mujer elegante, porque así se sentía, disfrazada, farsante y no le gustaban las m