Al día siguiente, José Luis se levantó muy temprano para ir a visitar a su tío, ya que tiene unos negocios que proponerle y a él le gusta negociar las cosas personalmente.
Clara Isabel se quedó aún dormida en su cama cuando él salió, ya cuando ella se despertó se encontró sola, fue al baño a hacer sus necesidades y luego fue a la cocina a preparar el desayuno.
La niñera bajó a la cocina trayendo consigo al pequeño José Antonio, quien muy emocionado como todas las mañanas al ver a su madre se le lanzó a sus brazos.
— ¡Hola mi príncipe hermoso! Pensé que no te despertarías tan temprano este día, ya que ayer te dormiste demasiado cansado por andar jugando con los demás pequeñines que vinieron a tu fiesta de cumpleaños. —le dijo la chica y no dejaba de llenar de besos su carita de ángel.
— ¡Mamá, yo te amo mucho porque tú me das de comer! —dijo el pequeño Toni, y se relamió al ver su comida favorita en su plato preferido.
— Mamá, también te ama cariño.
— ¿Papi, dónde está papi? —preguntó