— ¿Entonces ahora ya tienes un hijo? —Preguntó no muy contento, pero debió fingir.
— Sí, tío, ya tengo a quien nombrar como heredero. Bueno, es decir que ya está agregado en el testamento para cuando yo muera él se haga cargo de todos los negocios.
— Esa es una buena noticia mi querido sobrino, pero ¿dónde está tu hijo y su madre?
— La chica con la cual estoy casado es la misma que te abrió la puerta y…
— ¿Cómo? ¡Ay, perdón hijo! Yo no la traté de buena manera cuando ingresé, incluso la ofendí a tu esposa.
— No tienes por qué preocuparte en respetarla a ella, tío. —solo recuerda que el padre de ella fue quien asesinó a tu hermana, por lo tanto, merece que también tú le cobres tu venganza.
— No, mi muchacho, yo ya estoy muy viejo para andar con esas cosas. Mejor encárgate tú de ello y yo voy a estar conforme.
— Está bien tío, gracias por comprenderme. Le juro que me vengaré por los dos.
—Pero vamos, trae a tu pequeño para que salude al tío.
— Ahorita, voy y te lo traigo, espérame aquí