Atrapada en la venganza de un millonario
Atrapada en la venganza de un millonario
Por: Lorena Rodriguez
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— ¡Eres una cualquiera que se anda revolcando con todo lo que se te cruce por enfrente! ¿Acaso no tienes un poco de vergüenza por ti misma? —gruñó el hombre sin importar lo dolorosas que fueran sus palabras.

—¿Pero de qué hablas José Luis? —Yo nada más te tengo a ti.

—Ja, ja, ja, haré que pagues tus engaños, además de que tu familia asesinó a mis padres, tú te atreves a faltarme el respeto al acostarte con otro hombre siendo mi esposa. ¡Qué descaro!, pero a partir de este día sabrás quien soy yo y tendrás que pagar muy caro todo lo que me debes.

...

— Amiga levántate de esa cama y ponte guapa porque nos vamos de rumba. —Le alentó Yeni a su amiga Clara Isabel.

— ¡Ay no! Hoy no iré porque no tengo nada de ganas de salir y mucho menos a una fiesta. —Le respondió Clara. Y es cierto que en ese momento ella no tiene ánimos ni para moverse en la cama y mucho menos para ir a bailar, su novio la ha traicionado, motivo por el cual ella se encuentra desilusionada y sin ganas de vivir.

— Clara Isabel Mejía, te ordeno que te levantes de esa m*****a cama en este mismo momento. Ya llevas una semana completa guardándole luto a esa idiota de Francisco, ya es tiempo de que retomes tu vida y vuelves a ser la chica que por todo sonreía. — Le reclama con enojo su amiga.

Francisco es el novio de Clara Isabel, bueno, hasta esta semana que pasó lo era, porque ahora ya no. Ahora solo son dos personas desconocidas, porque ni siquiera se dirigen la palabra, ya que su relación no terminó del todo bien.

— Tienes razón amiga, ya no tiene caso derramar una lágrima más por ese malnacido de mi ex. —Reconoció Clara.

Y sí, es un completo maldito, porque le fue infiel con su prima cuando aún eran novios. Sí, así como se los cuento, con su propia prima lo encontró teniendo relaciones sexuales en el sofá del apartamento que compartían.

— Esa es la actitud amiga mía, ponte guapa que en unos minutos pasaremos por ti, mi hermano y yo. —Celebró su amiga con emoción.

— ¿A dónde iremos hoy? —Interrogó Clara Isabel.

— A casa de la novia de mi hermano, su hermana mayor está de cumpleaños y sus padres andan de viaje, entonces harán una fiesta, y dijo que allá nos quiere ver y que de paso le ayudemos a cuidar a mi hermano para que ninguna gata en celo se le acerque.

José Luis está en su oficina en dónde hasta hace unos momentos tenía una visita por parte de la fiscalía del Estado, ya que hace unos días denunciaron a un empleado por robo y ellos lo andan buscando para que les diga lo que quiero que hagan con el muchacho.

— Hey, hermano, hoy habrá una fiesta en casa de la amiga de mi hermana y ella nos mandó a decir que nosotros también estamos invitados. Tú sabes que nosotros somos los que le ponemos el sazón a las fiestas. —Le informa Alberto, él es su amigo desde la infancia y ahora que ya son adultos siguen siendo los mejores amigos.

— No, mi hermano, sabes muy bien que para esta fecha es el aniversario de muerte de mis padres y no me gusta ir a fiestas porque me parece que estoy alegre por su muerte. —Desde que sus padres partieron, a José Luis no le gusta divertirse en esta fecha.

— ¡Ay José Luis, tú como siempre de aburrido! Mira, no es que sea un mal amigo o que no me duela la muerte de tus padres, pero creo que ya es tiempo de que los dejes descansar en paz. Ya han pasado varios años de ese suceso y tú todavía estás encerrado en tu dolor. Yo te juro que tus padres estarían felices si te vieran disfrutar de la vida.

Pero no, tú lo único que haces es follarte a cada mujer que se te pasa por delante y luego las desechas como una simple basura. —Le regaña con desesperación el joven Alberto, levantándose de la silla en donde estaba sentado hace un momento y lo hace en señal de indignación.

— Tú también haces lo mismo con las mujeres, Alberto. Así es que no me vengas a reclamar o a dar cátedra por ello. —Lo responde José Luis sonriendo en su defensa, aunque sabe que él tiene toda la razón en sermonearle de esa forma, pero al fin de cuentas solo lo quiere molestar.

— Bueno, lo acepto, también yo soy así. Pero ves, que por lo menos te hice sonreír, vamos anímate.

— Y qué quieres que haga si no tengo ganas de ir. —Le responde haciendo como si está enfadado con él.

— Vamos hombre, me imagino que allí van a andar de las morritas que nos encantan. —Le comenta con una sonrisa pícara. —Y entonces ahí si le dan ganas de ir, porque a José Luis, que le hablen de mujeres, es el primero en estar en la fila para entrar.

—Ese es mi amigo del alma. —Comenta Alberto, dando palmadas en su espalda.

Llegaron a la dichosa fiesta y todo se ve super bien, hay cantidad de chicas, pero hasta el momento ninguna de ellas llama su atención. Su amigo al parecer también está igual de aburrido porque no ha salido a bailar con ninguna chica de las que hay en la fiesta y ahí sigue sentado, acompañándole a beber un trago en la barra que hay improvisada.

— ¡Oye, José Luis! Yo creo que mejor te hubiera hecho caso de quedarnos en la casa durmiendo, esta fiesta está de lo más aburrido que puede haber. —se queja Alberto, ya medio tomado y quién al parecer ahora está arrepentido de haber venido.

— Si quieres, vayámonos mejor, total, no estamos haciendo nada aquí. —Propuso José Luis

— Sí, será mejor.

— ¡Oh, no! —Exclamó emocionado el joven Alberto.

— ¿Qué pasa?

— Espera José Luis, mira los deliciosos bombones que vienen entrando a la fiesta, creo que mejor me quedaré, vete tú solo si quieres, porque mi diversión ya llegó.

José Luis volteó a ver a las famosas bellezas que él menciona, se quedó embobado al ver quiénes son las que vienen llegando. Una de ellas es nada más y nada menos que la chica a la que tanto ha querido tener cerca para enamorarla y esta es la oportunidad perfecta para intentarlo y con suerte lo logre.

— Hola chicas, ¿podemos acompañarles? —Les habla Alberto coquetamente cuando se acercaron a ellas con la intención de divertirse durante la noche.

— Hola, par de guapos. —Respondió la chica que viene acompañando a la que José Luis le ha puesto el ojo.

— Gracias, pero nosotras no necesitamos de su compañía. —Habló la chica que es su objetivo, y en ese momento creyó haber perdido tan esperada oportunidad para acercarse a ella.

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