Como lo predije el vuelo fue sin contratiempos, demasiado largo para mi pesar pues odiaba volar, pero ya estaba aquí y me encontraba nuevamente después de diez años otra vez en el lugar que me vio nacer, pero me di vueltas como una loca desquiciada en el ingreso, por lo que me demoré mas de una hora en salir del aeropuerto. Es más, estuve a punto de devolverme. No sabía realmente si quería verlo o no y ahora me estaba arrepintiendo.
Para cuando el funcionario del aeropuerto me entregó mis documentos, me dirigí a la salida y tomé un taxi indicándole al conductor la dirección, saqué mi teléfono para llamar a Bruno y saber si ya había visto mi nota, pero no le quedaba batería.
-¡Mierda!
-¿Está bien señorita?
-Sí, sí, gracias - respondí un tanto molesta, pero conmigo misma por ser tan despreocupada y no haber traído un cargador, pero qué más da, no me quedaría mucho y por último compraría uno.
Con la molestia en ciernes respiré hondo y me dediqué a admirar el paisaje de la ciudad