BRANDON
Nunca he juzgado a alguien porque haya tenido experiencias se**xuales. Era algo natural y en el fondo siempre había preferido que mis parejas tuvieran experiencia.
El mundo era tan pequeño y no era el hecho de que ella tuviera una experiencia previa, sino que el hombre con el que la tuvo fuera mi mejor amigo.
Cuando Emilia dijo su nombre, ese maldito nombre, con esa calma que solo una mujer valiente puede tener, sentí como si me hubieran jalado el alma hacia atrás.
“Fue el hombre con el que perdí mi virginidad.”
Mi mente no lo entendió al instante. No del todo. Lo primero que sentí fue la extrañeza. El desconcierto. Como cuando una canción que te gusta, suena fuera de tono, aunque solo sea una nota. Todo se deformó ligeramente, apenas un milímetro. . . Pero lo suficiente como para que ya nada se sintiera igual.
Adam.
Mi amigo, mi socio, el hermano que tenía por elección propia. El tipo con el que he cruzado el mundo en negociaciones, con quien brindé la noche en que firmé el