Las horas pasaron demasiado rápido, mientras la hembra no podía dormir esperando el amanecer para partir.
John y Henry habían dormido cada uno en una esquina del cabaña, usando algunas mantas para forrar el suelo duro.
Ella permaneció acostada, y las palabras que le dijo a James se repetían en su mente.
Alice se sentó en la cama y pensó hacia dónde debería haber ido él.
"Lejos de ti, seguramente", dijo una voz cruel en su mente.
Alice se levantó sin poder dormir más, se dirigió a la puerta y la abrió con el mayor cuidado posible.
No quería despertar a los demás.
La loba llevaba una manta sobre los hombros y sentía la brisa helada que precedía al amanecer.
Miró al cielo, que comenzaba a perder su tono oscuro, iniciándose con algunos colores más claros.
La hembra suspiró y miró hacia el bosque al frente y el punto donde James había desaparecido.
Él sabía que ella no se quedaría allí, que partiría. Y aunque sabía que no lo merecía, quería verlo una vez más antes de irse.
Era una maldita