89. En sus manos
CRYSTAL
El dolor me recorre todo el cuerpo, mis extremidades están entumecidas y la cabeza me da vueltas.
Abrí los ojos, despertando en una habitación un poco oscura donde no reconozco nada familiar; tampoco me gusta el olor fuerte que flota en el aire.
Es repulsivo, me da náuseas y ya no sé si es por el embarazo.
Llevo mis manos a mi vientre, enfocándome en mi bebé; está bien, sigue bien y eso me tranquiliza. Me senté, tomando la sábana para cubrir mi cuerpo; estoy desnuda, totalmente desnuda y no recuerdo nada.
Remuevo mis piernas buscando algún malestar; no parece haber nada, pero eso no quiere decir que no me hayan tocado.
Mi pecho está lleno de chupetones, mi cuello arde, dándome a entender que está igual.
Esto es malo, muy malo; Ezra tuvo que haber sentido eso.
En uno de mis tobillos hay una cadena que me ata a la cama. Me arrastré al borde, mirando cómo está, si hay alguna posibilidad de salir de aquí, pero mis esperanzas mueren al ver que es imposible de quitar.
La pu