70. Entrégate a mí
CRYSTAL
Sentí sus dedos rozar mis brazos, subiendo hasta mi cuello, donde está su marca. La acarició con lentitud, haciéndome temblar; tuve incluso que morderme el labio para no dejar salir ningún sonido.
—Me tienes miedo; haces bien en hacerlo.
Bajó a mi cuello, rozando su nariz en él, aspirando mi aroma, buscando algo que espero no consiga.
—Eres nuestra verdadera compañera y tú ni siquiera te has dado cuenta.
«Intenté decírtelo», dice Thea, bien escondida al fondo de mi mente ante este Alfa.
—Estoy seguro de que ni siquiera sientes amor por ninguno de los otros dos. De mí está bien, no me interesa tu afecto, pero mi alma está unida a la tuya.
Levanté la mirada, mirando esos ojos negros completamente; era como si se tragaran toda la luz.
Pero tocó un punto importante: ¿siento amor por Ezra o solo apego?. No lo sé, esa es la verdad; nunca conocí el amor, así que no estoy segura de cómo debe sentirse.
Cuando estoy con Ezra, siento muchas cosas: tranquilidad, seguridad; siento