13. Revelaciones
EZRA
Puedo sentirla, cada pequeña cosa que hace, cada paso que da hacia una verdad que desea buscar a toda costa. Esa lobita rebelde, de alguna manera, tiene mi mundo de cabeza desde que llegó aquí.
Se ha apoderado de cada pensamiento, de cada espacio que consideraba mío; es como una sombra que me sigue a todas partes, por más que trate de mantenerla prisionera en su habitación.
La odio, realmente lo hago, pero hay algo que me impide lastimarla o hacerle todo el daño que realmente debería estar haciéndole.
Golpeo la pared frustrado, haciendo por fin callar a la mujer a mi espalda que no deja de llorar y lamentarse porque me niego a tocarla.
Está en su celo, la única concubina que supuestamente ha logrado llevar a mi cachorro, y ahora me cuestiono si eso es verdad. Nada ha podido romper la maldición hasta ahora y posiblemente nada lo hará.
—Alfa…
—Serás llevada a la manada, se te asignará una casa para ti sola, pero ten en cuenta que cada paso que des será vigilado, y a la mayor