12. Buscando la verdad
CRYSTAL
A pesar de todas mis protestas, cortó su muñeca, obligándome a abrir la boca para recibir una vez más su sangre.
La única diferencia ahora es que parecía tener un sabor diferente, o tal vez siempre ha sido así.
Sentí en el momento exacto en el que mi brazo comenzó a sanar; la herida ardía, pero era tolerable a medida que la carne se cerraba.
Me quedé quieta en todo momento, mirando sus ojos, así como él lo hacía. Había algo en ellos, un mar embravecido capaz de desatar una tormenta.
Retiró su muñeca de mis labios; sus ojos descendieron una vez más a mi pecho, que por suerte está cubierto. Esta vez no rasgó todo como las otras veces.
Sabía lo que haría; siempre lo hace, y aún me pregunto por qué.
Rozó sus dedos en mi corazón, y como si eso hubiese bastado, aquellos símbolos se iluminaron. No los entendía, pero estoy segura de que él sí.
—¿Sabes qué dicen?
Silencio. Su mirada seguía clavada en mi piel mientras su toque tallaba cada línea blanca.
—Dicen lo que eres.
—¿Y qué soy?