Pov Austral
Llegamos a Londres y, en el aeropuerto, ya nos esperaba personal del hotel en el que nos quedaríamos.
—¿Queda muy lejos el hotel, Kansas?
—No mucho, señorita —interviene el chofer; y ella le sonríe.
—Me dijeron señoritaaaa —susurra a su hermano; y Kansas la abraza y le da un beso.
—Para mí siempre serás mi enana.
—Ya tengo trece
—Así tengas 20. No dejarás de ser mi enana, Ángeles.
—Te amo, Kansas.
—Te amo.
Él le da un beso más y después, todos seguimos al conductor y subimos a la camioneta en la que habían venido a recogernos.
Treinta minutos después, llegamos al Briston – Mery, un lujoso hotel de Londres, calificado como el mejor de la ciudad y el cual le pertenecía a mi padre. Obviamente, Kansas, Ángeles y Margaret no lo sabían y yo había pedido a todos, en el hotel, ser discretos con ese pequeño detalle; y habíamos empezado bien con el chófer, quien era el que siempre me recogía cada vez que venía de visita a esta parte del mundo.
—Es muy hermoso —susurra Ángeles y yo