Aunque aún se sentía reacio a creerse aquellas palabras, Emmet continuó con el relato.

Les habló del muro que llevaba al sótano, de las celdas y de los cadáveres que habían encontrado y del estado en el que habían encontrado a Lira y a Nael.

Al alcanzar ese punto, fue el turno de Anna de hablar. Les contó lo que Nael les había dicho que Tabatha hacía en aquel lugar.

Sí bien Nael no había estado encerrado mucho tiempo, el padre de Lira, Ikram, había descubierto que Tabatha secuestraba híbridos de lobos con hechicero para quitarles sus poderes.

Al principio, la hechicera mataba sin piedad a sus víctimas tras conseguir su objetivo, sin embargo, al poco tiempo, comenzó a mantenerlas vivas para probar sus nuevas adquisiciones y las maldiciones que ella misma creaba.

Según Nael, en los últimos años, Tabatha había pasado de capturar híbridos a llevar lobos jóvenes a su guarida, aproximadamente, de entre dieciséis y diecinueve años, es decir, lobos que recién habían despertado, lo que, según