NARRADOR
Ángel sabía que el momento que más había esperado, había llegado. Mientras más se prolongara el reencuentro con Erick, más dulce sería la recompensa. Recordó a Laura cada día imaginando lo delicioso que sería lograr que perdiera su voluntad y recibir las atenciones de un hombre de verdad.
Tal y como imaginaba, Erick llegó a la misma hora se siempre dispuesto a dejar todo el dinero que le quedaba hasta su fecha de cobro. Era un idiota demasiado predecible y él un jugador experimentado que le demostraría el precio verdadero de las apuestas.
-Ya sabes lo que tienes que hacer- Se dirigió a su empleado de confianza para que supervisara todo y se ocupara de que él fuera atendido como el más adinerado de los apostadores
-Si señor, con permiso- Se dirigió sin demora a cumplir su labor
Erick se sentía poderoso porque creía que el casino lo consideraba un cliente distinguido, pero no era más que un tonto frecuente.
Ángel, con su andar elegante y calmado se dirigió a apostar contra s