Sé que has hecho un buen trabajo… solo te pido que canceles las citas de la tarde… no me siento con ánimo de atender a nadie…
Bien señor… — lo miró — Eh…
Por lo de ayer…
Descuide señor… — dijo serena — yo, entiendo… y seré discreta
Gracias… —Tomó la agenda. — ¿y Beckett?
El dijo que tenía que hablar con el señor Rose y luego vendría a verlo…
Trata de que no venga… dile que no he llegado aun…
Bien señor…
Puedes retirarte Jane… y nuevamente gracias…
Estaba a punto de partir, cuando la puerta e su oficina se abrió estrepitosamente, y un David Beckett entró hecho una fiera. Carlisle levantó la vista para mirarlo, y sonrió. David parecía haber tenido una de sus antiguas transformaciones, antes de la medicina matalobos que había descubierto Neville Moore. Luego bajó la vista para terminar de ordenar sus papeles y apagar el ordenador, cuando su amigo, se acercó y sin mediar palabra dio un fuerte golpe en su escritorio para llamar su atención.
¿Se puede saber, dónde diablos has estado¿Por qué