"Vivir sin ti yo no lo llamaría vivir; castigo si, vivir no."
Fumiko Ibars
Mi corazón parecía estar hecho de cristal roto, y mi alma... vacía, como una casa deshabitada, sin ecos ni vida. El frío que me rodeaba no era solo el viento helado que azotaba mi cuerpo, sino algo mucho más profundo, que se filtraba desde el interior y me congelaba por completo. Las gotas de lluvia golpeaban mi piel con la misma indiferencia con la que la vida me había golpeado, y aunque mi cuerpo temblaba bajo la presión del frío, era solo una molestia menor. Nada más me importaba. Nada, salvo lo que acababa de suceder.
Garret trató de acercarse, pero yo lo rechacé sin pensarlo. No quería que nadie estuviera cerca de mí. No merecía la compasión de nadie, no merecía el consuelo de nadie. No después de lo que había perdido. Y lo sabía. Él no podía entenderlo, nadie podía.
A lo lejos, vi la mansión, esa casa que en otro tiempo me traía una sensación de seguridad. Ahora solo era una prisión de recuerdos ama