Capitulo 6

Risotto de cebada y tomate asado, pasta con espinacas, garbanzos y pasas, estofado toscano de frijoles blancos. Ella preparó una mesa de platos caseros al estilo mediterráneo, sabía los que a él le gustaba comer.

Matías la miro, Anastasia miro hacia abajo viendo que su dedo índice se movía sin control, y cuando movió los cubiertos para probar la comida, soltó el aire contenido.

Matías percibió el sabor mediterráneo y se sintió en el cielo. Sabía que ella era buena cocinando, pero no esperaba que después de seis años, su cocina hubiera evolucionado a este nivel, y fuera aún más refinada.

―Come despacio, no irá a ningún lado ― ella se burló y a la vez se sorprendió cuando lo vio engullendo, comiendo las verduras y el risotto.

Creía que adoptaría un comportamiento refinado, después de trabajar y vivir en Italia por seis años, pero algunas cosas no cambian, ni siquiera quiera a través del tiempo, especialmente este estilo de alimentación grosero.

― ¿Comes así cuando cenas con tus clientes? ― no pudo evitar preguntarle.

Él percibió el sarcasmo en sus palabras, entrecerró los ojos y frunció los labios con disgusto ― Por supuesto que no. ¿Supones que no conozco la etiqueta? Sé cómo comportarme de acuerdo con la ocasión.

―Es decir que, ¿solo comes así en privado?

¿En privado?

Matías no respondió. Pensándolo detenidamente, no había tenido una comida tan copiosa durante un tiempo. En Roma, incluso cuando tenía cenas de negocios con colegas y amigos, a menudo pedía platos elaborados, sin mencionar que no sabía cómo comerlos y que la mayoría de las veces leía documentos y terminaba por no comer adecuadamente.

― ¿Te importa como suelo comer? ― Quería cambiar de tema, y replico deliberadamente ― De todos modos, si salgo a cenar contigo, no te avergonzaré.

Ella lo miró fijamente durante unos segundos y suspiro ― No quise decir eso. Matías ¿Por qué estás a la defensiva?

― ¿Quieres decir que no te burlabas de mi fea manera de comer? Y no estoy a la defensiva, solo estoy siendo claro.

Ella sonrió ― No te ves muy bien.

― ¡Vete al diablo! ― él la miro enojado ― ¿Y dices que no te estabas burlando?

―Realmente no me estoy riendo de ti ― aclaro. De hecho, ella está… preocupada por él, ¿verdad?

No, no es así. Solo es curiosidad, solo eso.

Anastasia calmo su mente, tomo su plato y comió elegantemente. La etiqueta de ella contrastaba con él.

― ¿Cómo estás? ― después de un momento de silencio, de repente pregunto suavemente.

― ¿Qué? ― él se quedó atónito de nuevo.

― ¿Te ha ido bien durante los últimos seis años? ¿Coma tu vida?

― ¿Por qué vuelves a hacer la misma pregunta? ― estaba molesto ― Ya te dije, no volví para entablar una amistad contigo.

―Lo sé, únicamente necesitas que te ayude en tu candidatura para el puesto de gerente general.

Ella habló en voz baja, no afectada por su berrinche, y su tono permaneció tranquilo.

―Pero no nos hemos visto en seis años. Incluso si somos solo una pareja de nombre, puedo preguntarte cómo te va, ¿verdad? ¿Tengo razón?

Él se quedó sin habla, y después de un largo rato, respondió sarcásticamente ― No esperaba que todavía te preocuparas por mí. Durante los últimos seis años, ¿no te has estado escondiendo de mí?

― ¿Escondiéndome de ti? ― preguntó en voz baja ― A lo largo de estos años, he estado en Chicago todos los meses para visitar a tus padres, eres tú quien cada vez que regresas para verlos, evitas deliberadamente esta ciudad, ¿No es así? ¿Quién se esconde de quién? Dime.

―No te evite a propósito ― negó.

― ¿No? ¿Cómo puede ser casualidad que nunca no hayamos visto?

― Puede suceder, ¿Quién dice que no?

―Solo admítelo, Matías ― susurro ― No quieres verme.

¿Él no quiere?

Matías frunció los labios y apuñalo el plato con risotto con su tenedor, apuñalo un hermoso plato elaborado y lo volvió pedazos en un instante.

― ¿Incluso olvidaste como comer? ¿Por qué haces un desastre?

Ella se levantó y busco en la cocina una servilleta para limpiar el desastre.

¿Lo está tratando como a un niño?

Estaba molesto y no quería admitir que su apuñalamiento furioso se debía a ella, pero tenía que admitirlo. ¿Por qué se comportaba de esa manera? ¿Por qué cambio de un hombre tranquilo y controlado a un niño torpe cuando estaba cerca de ella?

―Está bien, ya que quieres saber, te diré ― dejo sus cubiertos y cruzo sus brazos alrededor de su pecho ― Para resumírtelo, tengo una buena vida en Italia, con dinero, estatus y un flujo de constantes mujeres, ¿feliz?

Un flujo interminable de mujeres…

Ella masticó esta oración, extrañamente como para saborear un poco de acritud.

― Yo también lo creo. Supongo que debes ser muy popular. Escuche que Italia tiene una vida social muy movida. Imagino que debes estar entrando y saliendo de muchas modelos, particularmente, ¿verdad?

―Tú tampoco te quedas atrás ― bromeo bruscamente ― ¿El hombre que te persigue, no te regalo media tienda de rosas? Y, ¿No viajaste a París con él?

― ¡¿Cómo lo sabes?! ― ella levantó los ojos con asombro.

Él se atragantó.

Sí, ¿Cómo iba a saberlo? ¿Qué demonios sabe él?

―Bueno ― trago saliva, recogió el tenedor y continúo comiendo para ocultar su conciencia culpable ― Si ese hombre, Iván, se inclinó de esa manera a tus pies, me imagino que muchos hombres más lo hacen. Debes tener muchos pretendientes.

Ella lo miró fijamente durante unos segundos ― No tantos como piensas.

― ¿En serio? ― resoplo ― No me digas que has estado sola todos estos años y que nunca has dejado entrar a ningún hombre a tu corazón y a tu cama, solo un idiota lo creería.

Ella se congeló, sus ojos verdes brillaron extrañamente ― Yo no dije eso.

―Nadie lo creerá ― se burló.

Después de terminar y terminarlo como un hambriento, se limpió los labios con una servilleta ― Estoy lleno.

Al terminar sus palabras se puso de pie y ella estaba a punto de retirarse, rápidamente se levantó y lo agarro del brazo.

―Espera, tengo algo que decirte sobre… Iván.

El giro la cabeza para mirarla de repente, su aguda mirada la intimido, que por un momento se olvidó de lo que quería decir. Pero cuando la vio distraída, aprovecho la oportunidad para poner su gran mano en su nuca, la apretó contra él y sin previo aviso la beso.

Ella jadeó horrorizada, todo su cuerpo se congeló.

Pareció una larga eternidad antes de que él la soltara y le sonriera sarcásticamente.

―Las parejas que no se han visto en seis años deberían al menos saludarse así.

Seis años.

Han estado separados durante seis años, y es hora de acabar con una relación que es infructuosa.

En realidad, dudo mucho antes de enviarle el aviso de divorcio. Después de pensarlo y pensarlo, finalmente escribió el correo en un tono profesional. En el momento en que hizo clic para enviarlo, incluso le temblaron ligeramente las yemas de los dedos.

Él no debe saber cuánto miedo tenía ella de verlo, cuanto miedo de enfrentarse a su matrimonio.

Seis años después, creyó que podía estar tranquila y calmada, pero no pudo evitar sentirse nerviosa cuando lo enfrento de nuevamente.

¡Lo más horrible es que todavía la besa descaradamente!

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