Estábamos en medio del cuarto polvo mañanero. Yo sobre él, me movía de arriba abajo, mientras él echaba su aliento sobre mi boca y me miraba con deseo y placer.
Me miró con lujuria, para luego darme la vuelta y posicionarse sobre mí mientras sonreía con chulería. Gemí al sentir como su penetración me llenaba completamente al mismo tiempo que un sonido nos distraía. Ambos volvimos la cabeza hacia la mesilla de noche, deteniéndonos, para luego mirarnos el uno al otro.