Ana ha dejado atrás a Taesang, su exnovio y vive su vida en Nueva York, pero un día, todo su mundo se viene abajo cuando su ex la encuentra. Entonces, empiezan los problemas, y si por si fuera poco tiene que cambiar de trabajo y su nuevo compañero es un capullo, que usa a las mujeres y luego se deshace de ellas como si no fueran nada para él. Pero lo que ella no sabe, es que Kevin, su compañero tiene muchas cosas que esconder... ¿Qué pasará cuando las descubra? ¿Conseguirá librarse de Taesang? Todo esto y mucho más en las aventuras de Ana.
Leer másLa tienda estaba a rebosar aquel día, podía ver a miles de clientes pedir café mientras yo, sentada en uno de los sofás admiraba como mis trabajadores hacían su trabajo. Con aquel traje de rayas y aquellas zapatillas blancas que tanto adoraba. Intentando escuchar los consejos de mi abogado y amigo Philip, pero aquel día no podía parar de recordar el pasado, no podía dejar de acordarme de él…
Hang Tae Sang el único hombre al que realmente había amado en toda mi vida, aquel al que abandoné cinco años atrás, aquel al que aún amaba con todo mí ser.
Y sí, lo habéis adivinado, soy Ana, Ana Álvarez, retrasmitiendo desde la gran ciudad de Nueva York, donde vivía desde entonces.
¿Qué cómo se torció todo entre aquel hombre y yo?
Si os digo la verdad no lo sé, no sé en qué momento dejó de amarme, en qué momento se aburrió de mí. Pero lo cierto es que él ya no era el mismo, parecía cansado de aquella relación, de tener que compartir su vida conmigo, parecía que estar viviendo junto a él era una carga.
Así que me fui, sin mirar atrás, pretendiendo que nada me importaba, que ya no le amaba, pero lo cierto era que, si lo hacía, aún le seguía amando.
No estoy preparada para hablaros de cómo sucedieron las cosas, de que sucedió la noche en que me marché. Aún duele demasiado pensar en ello. Pensé que el dolor se marcharía con el tiempo, pero no fue así, seguía tan atormentada como al principio, y la horrible herida de mi corazón parecía no sanar del todo.
Así que tan sólo nos centraremos en mi abogado, que comenzaba a mirarme con interés, adivinando que no le estaba prestando atención alguna.
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Salí de mi casa media hora después de lo esperado, estaba deslumbrante, llevaba un largo vestido negro con media pierna descubierta y adornos dorados. Mi cabello peinado y alborotado a un lado, y maquillada con un ahumado, cómo solía hacerlo cada vez que tenía un evento.
Me monté en el auto con mis altos tacones, y le indiqué al chofer (que mis amigos habían alquilado) que podíamos irnos.
Al llegar al restaurante todos me estaban esperando en la mesa, Philip se levantó para ayudarme a sentarme en la mesa, pero mi hermano fue más rápido. Se acercó y me abrazó entusiasmado, ya que llevaba bastante tiempo sin verme, dos años y medio para ser exactos.
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La cena había estado exquisita, incluso las copas de vino que nos habían puesto después. Mis amigos querían ir a bailar y yo no tenía apenas ánimos de ello, pero no podía negarme después de la fiesta que me habían preparado.
La discoteca estaba a rebosar, había muchos chicos guapos, o así me lo hizo llegar Jeane, la lianta del grupo y una excelente reportera de cotilleos, era toda una profesional en su trabajo.
Lo miré con cara de pocos amigos, pues siempre tenía que llevarme la contraria en todo. Agarré el margarita que el camarero acababa de servirme y caminé hacia las chicas, que se encontraban en una mesa junto a la pista y cuchicheaban nerviosas.
Le miré con desgana mientras me bebía la copa de un trago y dejaba el vaso sobre su mano, para luego caminar hacia la pista y comenzar a bailar. Quería olvidarme de todo, tan sólo quería disfrutar.
Lo habían conseguido, me había olvidado de todos mis problemas y ahora bailaba animadamente en la pista junto a mis amigas, algo borracha cabe destacar ya iba por mi décimo margarita.
De nuevo aquel coro que me importunaba, mis amigas cuchicheaban, me acerqué a ellas sin poder parar de bailar la canción de Justin Bieber – What do you means
Marcos volvió a agarrarme de la cintura para seguir bailando conmigo. Pero levanté el brazo para impedir que lo hiciera.
M****a decía algo dentro de mí, si seguía allí el me descubriría, y no quería encontrármelo después de lo que había pasado, después de haberle abandonado.
Sí, como lo oís después de descubrir que él no me quería, esa misma noche, la noche en la que lo nombrarían CEO del complejo, me marché sin decir una sola palabra. Estaba cansada de ser tratada como una imbécil. Sencillamente no me apetecía volver a ver su cara, volver a sentir como volvía a fingir delante de mí que me amaba cuando delante de otros tan sólo era una más.
Vi a Gustaff que acababa de venir con su recién pedida copa, y se la quité de las manos mientras me la bebía entera, haciendo que el muchacho me mirase asombrado.
En aquel momento ya no sabía si reía porque me estaba divirtiendo o porque estaba tan borracha que ya no sabía si reír o llorar.
Sospechaba que a Sophi le había gustado mi hermano, pero él estaba demasiado enamorado de mi cuñada como para responder a las insinuaciones de mi amiga.
Estaba totalmente congelada en aquel momento, no sabía cómo reaccionar ante aquello y estaba claro de que él no iba a decir nada más. Así que aquel silencio estaba resultando bastante incómodo.
De nuevo aquel silencio nos invadía y yo sentía que me ahogaba allí dentro. Aquella situación me estaba superando. Estar frente al hombre al que amaba, con aquel con el que había compartido tanto y pensar que en aquel momento se sentía como si fuésemos dos desconocidos, era algo que no me hacía daño.
Caminé hacia la pista, dejándole atrás, hacia Joseph, que mantenía su recién pedida copa en alto, se la arrebaté y volví a bebérmela de un trago.
Me sentía mareada, quería que todo aquello cesase de una vez, pero el destino no estaba dispuesto a dejarme marchar tan fácilmente.
Han Tae Sang volvió a tirar de mí, dándome la vuelta, para luego tirar de mí hacia el exterior.
En ese momento no pude evitarlo, levanté la mano y le di una cachetada, haciendo que el tirase de mí y me acercase a él
Acercó su rostro al mío lentamente y me besó, haciendo que olvidase todo, en aquel momento sólo quería estar con él, abrazarle, sentirme suya, no me importaba lo que pasaría después, ni siquiera me importaba volver a ser engañada, tan sólo quería volver a sentirme amada una vez más, aunque todo fuese mentira después.
Me aferré a él, a sus besos y entonces todo cesó.
El agarró mi mano con fuerza y tiró de mí hacia el otro lado de la calle, donde paraba un taxi y me empujaba al interior…
Aquella noche era hermosa, llovía con fuerza, pero aun así nunca había visto una noche tan bonita como aquella.Por primera vez en mucho tiempo me sentía libre. Ya no tenía nada que me atase a Han Tae Sang.Había llegado del hotel un par de horas antes y me sentía satisfecha de haber podido dejarle atrás.Ahora lo sabía, ya no sentía nada por él, tan sólo eran sentimientos del pasado, tan sólo eran recuerdos.Miré hacia abajo, hacia el pequeño buldog francés que había recogido de la tienda de animales aquella misma tarde. Era precioso, de un marrón chocolate y un blanco nuclear precioso.Lo cogí en brazos mientras notaba como la felicidad del animalillo crecía.Hola bebé – le llamé mientras el perro sacaba la lengua y me babeaba la na
Kevin entró con chulería en la habitación de su amigo, mientras este dejaba el teléfono sobre la mesa y volvía la mirada hacia él.¿y bien? – preguntó con curiosidad, ya que le había llamado y le hacía pedido que viniese a verle en seguida. No entendía cuál era la urgencia, ya que estaba igual que siempre, no parecía haber nada diferente en él - ¿Cuál es la urgencia?¿tenías algo mejor que hacer? – Preguntó Han Tae Sang mientras se servía una copa de whisky. Admirando como Kevin se encogía, para luego sentarse sobre el sofá de mala gana – Ana estuvo aquí – admitió haciendo que él se enderezase y pusiese toda su atención en su amigo.¿y? – Preguntó con indiferencia mientras se levantaba
Me levanté de la cama, mientras admiraba la cama revuelta sin poder evitar sonreír al recordar cómo me había vuelto a hacer suya sobre ella de nuevo.Llevaba semanas jugando a dos bandas. Él lo sabía, Kevin. Podía notarlo en cada sacudida que me proporcionaba cuando estábamos haciéndolo, pero era demasiado cobarde para enfrentarme, para decirme que no le gustaba lo que hacía.Solía quedar con Han Tae Sang para pasear, para hablar sobre nuestra historia juntos, sobre lo mucho que deseaba que volviera. Pero yo nunca le hablaba en claro, siempre tenía una excusa para marcharme. Sabía que no podía seguir huyendo mucho más.No era cierto que no sintiese nada por Han Tae Sang, pero lo que sentía por Kevin crecía cada día, así que no podía aceptar a mi ex novio, aunque me lo negas
Me encontraba sentada en la cama mirando hacia él que se vestía para ir a trabajar. Era mi día libre, así que no tenía que ir a trabajar.Estaba realmente apuesto con aquellos vaqueros negros y su camiseta negra. Seguí allí devorándole con la mirada, sin perder detalle a lo que hacía.Se pasó la mano por el pelo para alborotarlo un poco y volvió la cabeza para mirarme.Sonreí pausadamente al sentir su mirada sobre la mía, al mismo tiempo que él lo hacía también.Me levanté de la cama, aún con mi camisón de transparencias y caminé hacia él, admirando como él se acercaba a mí, despacio, hasta que ambos nos encontramos a mitad de camino.¿puedo hacerte una pregunta? - pregunté cuando sentí la yema de sus dedos sobre
Sonreía divertida hacia mi compañero, acababa de hacer una broma sobre mis nuevos manolos y no había podido evitarlo.Estábamos en una de esas misiones aburridas, pero ya no era lo mismo, ahora lo pasaba realmente bien charlando con él.De nuevo con prismáticos en mano, dentro de su coche, ya que volvía a llover, vigilábamos la casa del sujeto en cuestión: una prostituta que parecía ser la amante de Luis Costa, uno de los traficantes de maría más grandes de todo el país.Estás radiante últimamente – comenzó mi compañero mientras dejaba de prestar atención a la casa de la muchacha, bajaba los prismáticos y me prestaba atención.Jonas – le llamé divertida – deja de intentar ligar conmigo – bromeé haciendo que el chico riese
Llovía estrepitosamente, mientras bebía un sorbo de la taza de café y agarraba la manta que me envolvía con la otra mano, admiraba como caía la lluvia desde mi ventana.Era más de media tarde. No había ido a trabajar debido a la lluvia pues mi compañero opinaba que aquella ventisca no nos iba a dejar ver nada con claridad. Así que me encontraba en casa, dándole vueltas al tarro.Aún no podía quitarme de la cabeza sus últimas palabras “esto ha dejado de ser un simple polvo”. ¿Qué habría querido decir? ¿En qué etapa estábamos ahora? ¿Qué era exactamente lo que éramos?El teléfono volvió a sonar haciéndome salir de mis pensamientos mientras volvía la vista hacia él. Era la quinta vez aquel día, y cada vez que descolgaba nadie contestaba. Des
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