CAPÍTULO 8 – Una de porros.
Luis vino a casa al día siguiente. Estaba preocupado por cómo habían acabado las cosas, y sospechaba que también de si habría vuelto o no con Han Tae Sang.
Le recibí en el jardín, mientras ponía a punto mi moto, ya que me apetecía mucho volver a cogerla.
- ¿Qué tal fue tu conversación con el coreano? – Preguntó dubitativo, mientras yo dejaba de pasarle el trapo a la moto y miraba hacia él divertida.
- He quedado con Pope para ir a las tres cruces (un merendero que había cerca de dónde vivía), ¿te vienes? – le pregunté, dejando claro de que me gustaría mucho que viniese. Y de que no tenía muchas ganas de hablar sobre el tema Han Tae Sang.
- Tengo que pasarme por mi casa antes...- comenzó con tranquilidad, indic&a