Capitulo 29: Cena anual familiar.
Toda la tarde nos la pasamos experimentando uno en el otro, las sin fin de posiciones y posibilidades.
Los rayos del sol entraban por la ventana, iluminando la habitación y creando una atmósfera cálida. Cada caricia, cada beso, cada gemido se entrelazaban en un baile apasionado.
La tensión entre nosotros era palpable y la habitación se llenaba del aroma del deseo.
Finalmente, la noche llegó y nos acurrucamos en la cama, exhaustos y satisfechos.
Estaba recostada en la cama, abrazando a Freddy. Nuestras respiraciones agitadas comenzaron a retomar su ritmo normal mientras disfrutábamos de la cercanía y el cariño mutuo.
En ese momento, Freddy rompió el silencio y me preguntó si había llamado a mis padres.
Su voz sonaba serena y preocupada. Me di cuenta de que no lo había hecho y me senté de golpe en la cama, sintiendo una mezcla de culpabilidad y angustia.
—Han de estar preocupados, soy una mala hija —dije, con arrepentimiento en mi voz.
Freddy, sin decir nada, sacó mi teléfono del mueble