— Me saludas a tu esposa, dile que no conseguí a un hombre negro, ni a alguien que tenga un miembro pequeño, ya que el miembro de Freddy es enorme. Pero ella se conformó con una miniatura. Además, ¿aún se te levanta o tienes que usar Viagra?
Daniel se acercó molesto a mí.
— Eres tan falsa, Angie. ¿Ya olvidaste lo bien que la pasábamos?
Estallé en carcajadas, mostrando mi desprecio ante su reacción.
— ¿Comiste payaso? Tu pequeño meñique no me hacía ni cosquillas. En cambio... — Volteé a ver a Freddy, cuya figura imponente y segura me inspiraba temor y deseo a partes iguales. — Él me da miedo, ya que no tiene limitaciones para penetrarme y lo hace como los dioses.
Daniel, enfurecido, sacó algo de su saco y di un paso atrás al notar que era un arma.
— Voy a volarte la cabeza de una vez por habladora.
— ¿Piensas levantar un arma contra alguien de los míos? —intervino Freddy con destreza, arrebatándole el arma y apuntándole a la cabeza.
— Déjame matarla de una maldita vez, ella intentó mat