Capítulo 53.
El impacto fue imprevisto, nadie estaba preparado para algo como eso.
Gritos de horror comenzaron a escucharse desde todas direcciones.
Elisa había quedado torcida e impactada en una de las esquinas de la jaula, no podía moverse, sobre ella estaba Miel.
— ¡Miel… despierta! —gritaba Elisa cada vez teniendo más complicaciones para continuar respirando.
— ¡Miel… por favor… despierta…!— Decía entre sollozos.
Elisa estaba desesperada, esas respiraciones continuas y constantes, cada vez se volvían más ligeras y suministraban menos oxígeno a su cuerpo, además que el ambiente se sentía más húmedo e incómodo.
—Por favor, por favor, Diosa Luna, ayúdanos a salir de aquí. — Suplicaba Elisa en susurros, al mismo tiempo que sentía como partes de su cuerpo comenzaban a entumirse por el peso que estaban sosteniendo.
Lo segundos se volvieron interminables y ella pedía una y otra vez ayuda.
— ¡Ayuda! ¡Ayuda! — gritaba ella desesperada, pero entre tanto dolor y grito solicitando auxilio de las demás, su