5 minutos despues.
Luciana se encontraba sola en la terraza de la mansión de Alejandro, contemplando la luna llena que se alzaba majestuosa en el cielo. El aire fresco de la noche acariciaba su piel, pero no podía evitar sentirse atrapada en un torbellino mundial de emociones. Aquella mansión, aquel hombre, ambos llenaban su mente de recuerdos que, como olas, la golpeaban una y otra vez, llevándola entre lo dulce y lo amargo de lo que alguna vez compartieron.
Apoyada en la barandilla, sus dedos se cerraron con fuerza mientras cerraba los ojos, dejando que su memoria la transportara a esos momentos que habían dejado marcas imborrables.
Primero, vinieron los recuerdos felices, como flashes de luz en medio de la oscuridad. La risa contagiosa de Alejandro resonaba en su mente, esos días en los que todo parecía sencillo y sin complicaciones. Lo veía a su lado, caminando por la playa, su mano entrelazada con la suya, las olas acariciando sus pies descalzos. Era tan fácil estar con él entonc