46. La obra de Edward
“Cariño, creo que tengo que ir al coche. ¡Olvidé algo allí! ¿Quieres que te compre algo mientras estoy fuera?” preguntó Dalton, inventando una excusa.
Laura, que se peinaba, simplemente negó con la cabeza sonriendo.
Dalton bajó rápidamente a su coche, sin olvidar llevar su teléfono consigo.
Una vez en el sótano, Dalton intentó llamar a Angie. Pero su número estaba inactivo.
“¡Maldita sea, ¿por qué no guardé el número que envió esas fotos al teléfono de Laura?” murmuró con enojo.
Sabiendo que era imposible encontrarse con Angie esa noche, Dalton regresó arriba, no queriendo despertar las sospechas de Laura. Decidió buscar a Angie al día siguiente.
Mientras tanto, Laura, que aún estaba curiosa por el mensaje que había visto antes, abrió la aplicación de mensajes en su teléfono. Pero, extrañamente, no había nada allí.
“¿De qué trataba el mensaje? ¿Y de quién era? ¿Por qué Dalton se puso tan sorprendido y por qué lo borró?” se preguntó Laura en silencio.
La puerta se abrió y Dalton regres