- ¡Vaya! ¡Qué rápido se quema! Espero que no tuvieras pensado saltar sobre la fogata. – Sonrió mi amiga.
- ¡No!- ¡Qué bien! Ven aquí, problemática mía! – Lilka me abrazó y volví a llorar.—¡Lilka! ¡Eres la mejor amiga del mundo! ¡No sé qué haría sin ti! ¿Cómo habría sobrevivido si no fuera por ti? Y tú... siempre estás ahí cuando te llamo, estés haciendo lo que estés haciendo...—¡Ya, ya!—¡No, no! Yo no habría podido dejar a Yegor... y tú...—La verdad es que Lavrov me estaba agobiando mucho, necesitaba un respiro, ¡y nunca en mi vida me había alegrado tanto de una llamada tuya! —Nos reímos de nuevo, y yo me sentía tan bien con Lilka que me olvidé por completo de mi hombre