Bajo la lluvia

Mamá tenía listo el desayuno y me llamó para poder estar en familia, aun no estaba lista, tuve que planchar mi falda tableada gris que estaba bastante arrugada, afortunadamente mi camisa estaba lista sin ninguna imperfección, el saco del mismo color de la falda era lo que más me gustaba de mi uniforme, finalmente me puse las medias negras con los zapatos bien voleados, mi madre no paraba de llamarme así que mientras iba bajando por los escalones me fui poniendo la corbata 

Ella me miró con cariño y se acercó acomodarme el pelo

- ¿esta vez no te pusiste un lazo? - dijo moviendo el pelo suelto hacia atrás

-preferí llevarlo sin ningún accesorio

Mi padre quien leía el periódico lo abandonó sobre la mesa, se puso de pie y se me acercó 

-bien hecho hija, por fin puedo verte mas relajada- dijo dándome un abrazo 

Fui demasiado egoísta, solo pensé en mi dolor y no pensé en cómo se sentirían mis padres y mis amigos al estarlos evadiéndolos 

Terminado de almorzar el autobús escolar me recogió para llevarme a la preparatoria, había faltado dos semanas así que tenía que afrontar las consecuencias

-Ema, me alegro que hayas regresado, te extrañe- Helaena me saltó encima para abrazarme

-y yo a ti- mentí, todo este tiempo solo me la pasé extrañando a una sola persona

Mientras nos encaminábamos hacia nuestro salón pude sentir las miradas de los demás, para nadie era secreto que yo y Elliott habíamos terminado, después de todo éramos considerados como la pareja perfecta, en el baile escolar fuimos elegido como el rey y la reina de primavera. 

Lamentablemente Helaena tuvo que separarse de mi ya que nos tocaban clases distintas. Fue difícil hacerme la idea de que no tenia a nadie con quien ir a la cafetería ni caminar en los pasillos contando chistes malos, cada rincón me recordaba a él, todo ese lugar estaba impregnado de su presencia. Las horas pasaron y mis ánimos disminuían, tuve que escuchar los murmullos de los demás burlándose de mí.

Pronto comenzó a llover y mis clases habían terminado antes de lo previsto, ver a los chicos correr bajo el agua me recordaron las veces en las que Elliott y yo corríamos sin paraguas bajo la lluvia, todo era risas y alegría, Elliott a veces daba grandes zancadas con el fin de mojarme, mirar hacia el pasado no estaba tan mal, pero parecía hacerme daño

-oye Ema, me enteré sobre su ruptura con Elliott, es una lástima- me habló una de las chicas que eran cercanas a Madi

“ruptura? Elliott la abandonó ¿no es así?"

“escuché que no quiso despedirse de ella”

- ¿terminaron? Les duró muy poco el gusto”

Los murmullos no cesaban, todos parecían saber mas que yo, no tenían derecho de opinar sobre mi vida

-Ema, está lloviendo ¿a qué hora vendrá Elliott por ti? - preguntó sarcásticamente una de ellas

-no le hablen así, no saben que su novio la abandonó

Apreté los puños y guarde las palabras, a estas alturas de seguro la voz se me quebraría

-acaso ¿quieres llorar? 

La multitud comenzó a gritar el unísono

“quiere llorar, quiere llorar, quiere llorar” repetían

Me tapé los oídos y salí corriendo bajo la lluvia, en verdad estaba llorando, pero nadie podía notarlo, era una ventaja de llorar bajo la lluvia. Me tallé los ojos y de pronto escuché el claxon de un automóvil, estaba tan cerca de mí, de pronto alguien gritó mi nombre y me jaló, todo fue tan rápido que sin darme cuenta ya estaba tirada sobre alguien en el piso

- ¿estas bien? - preguntó mirándome con esos ojos verdes claros, me puse de pie rápidamente

- ¿Qué haces aquí? – pregunté aturdida sacudiéndome el uniforme inútilmente, la falda estaba totalmente mojada y sucia

-vi lo que pasó y al verte alterada corrí detrás de ti- respondió preocupado 

-como puedes ver estoy bien así que me voy- dije molesta, poniéndome en marcha 

- ¿a dónde vas? - preguntó 

-a mi casa

-tu casa esta de este lado- señaló el lado contrario- ¿el susto te borró la memoria? - dijo divertido 

No estaba para bromas así que con toda la vergüenza del mundo me regresé, no sabía a donde quería ir, solo quería huir de él

- ¿Por qué me sigues? – interrogué furiosa- tu casa esta del otro lado

-debo cuidar que no te atropelle un perro

Lo fulminé con la mirada ¿desde cuándo se convirtió en un payaso? 

-Ema, siento haber sido grosero la noche de ayer- seguía hablando mientras trataba de seguirme el paso

-quedas perdonado, ahora deja de seguirme ¿acaso eres un acosador? -Él aceleró el paso dejándome atrás

-ahora eres tú quien me sigue ¿Qué pasa Ema? ¿ahora eres una acosadora? 

- ¿yo? Pero si este es al camino que debo tomar- me exalté 

-también este es el mío

-esta bien, sigue tu camino- detuve mis pasos- no me moveré de aquí hasta que te vallas

-Ema, solo déjame acompañarte, estoy preocupado por ti, pareces tener la cabeza en cualquier otro lugar, menos aquí- su expresión trasmitía ese sentimiento de preocupación

 

- ¿Por qué te preocupas por mi Roy? -Él guardo silencio mientras apretaba sus labios

- ¿acaso fue Elliott quien te mandó a cuidarme? - pregunté sin darme cuenta

-él no tiene nada que ver

-entiendo- dije desilusionada- está bien, puedes acompañarme

Durante el camino el silencio se hizo incómodo y la lluvia había cesado. Caminamos sobre el gran puente para cruzar el lago de Zúrich, de lejos se podía ver la iglesia de Fraumünster, me detuve recargándome en los barandales del puente 

-oh mira, cuantos candados- expresó su admiración

Es común que las parejas pusieran candados en los barandales del puente y tiraran las llaves al agua, esto simbolizaba que su amor sería duradero y para siempre

-sí, las parejas que se juran amor eterno vienen y ponen sus candados lanzando las llaves al lago. 

Ahí mismo estaba uno en especial. Me agaché para verlo, estaba algo sarroso pero las letras estaban intactas “Elli y Ema” 

-siento que esto haya pasado

-la única que lo siente soy yo- dije poniéndome de pie- Roy, ayúdame a localizarlo- supliqué 

Roy era su mejor amigo así que debería saberlo

-todo lo que sé es que se mudó a Londres 

-Roy, por favor, ya han pasado dos semanas 

 Él suspiró un poco frustrado

-tengo su dirección

- ¿tiene su nuevo número? - pregunté ansiosa

-si, en realidad en la de su casa

-pásamelo

-esta bien- no fue capaz de negarse, quizá el sintió pena por mi o lo cansé después de tanta insistencia 

Una vez que obtuve el número estaba dispuesta a llamarle llegando a casa 

El sonido de la campana de la iglesia Fraumünste nos hizo apresurarnos, se hacía tarde

-es hora de irnos- exclamó-Me llevó hasta la puerta de mi casa, se negó a pasar y se marchó, se miraba algo triste, tal vez se había peleado con alguna novia. 

Mi madre casi te cae de la impresión cuando le conté sobre el hecho de que casi me arrolla un carro, pero gracias a Roy no pasó a mayores. Me duché y me abrigué tan rápido como pude, tomé el teléfono y me dispuse a marcar al número que había conseguido

Cada que tecleaba el número en el teléfono mi corazón se aceleraba más y mas

-hola- contesto una voz del otro lado del teléfono

- ¿Dr. Connors?

-Ah, hola Ema ¿Qué sucede? 

- ¿puedo hablar con Elliott?

Hubo un silencio repentino

-lo siento Ema, él no está

- ¿no está? ¿A dónde fue?

-salió con unos amigos, en cuanto regrese le paso diré que te devuelva la llamada

-si por favor

Esa no fue la única vez que llamé, fueron en varias ocasiones y la respuesta era la misma, mande un postal hasta Londres, le mande mensajes en sus redes sociales, pero jamás me respondió si no quería saber nada de mí, al menos debía darme alguna explicación, me lo merecía

-hija, te llegó un postal- gritó mi madre desde la entrada

La rapidez que baje por las escaleras fue sorprendente, era él, al fin me respondió. Tomé la postal y subí rápidamente a mi cuarto para leer el contenido, estaba entusiasmada, con las manos temblorosas rompí el sobre para leer lo que decía

Hubiese preferidoo nunca haber recibido aquel postal.

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