—Hermanita, ¿todavía recuerdas?
Era Adrián quien hablaba, con voz suave.
Le sirvió a Juliana un vaso de limonada tibia y dijo: —Cuando estuvimos en ese restaurante, nos preocupaba que te olvidaras de nosotros, así que no nos atrevimos a molestarte demasiado, ¿no te asustaste hoy?
Juliana negó con la