—¡Bah! ¿Y qué si soy mayor? ¡También soy su junior!—Ernesto se rebeló, soltándose y saliendo.
Justo al doblar la esquina, se encontró de frente con Emiliano, quien sonreía mientras sostenía a Juliana. Su postura era erguida y sus ojos brillaban con diversión.
—Lo siento, no escuché bien antes. Acab