Emiliano se quedó parado, sin moverse.
Juliana lo apremió, diciendo: —¿Qué estás haciendo ahí parado? Tú mismo lo dijiste, ¿ahora no vas a cumplir con tus palabras? No me digas que ni siquiera puedes llevarme lejos.
—¿Por qué?— Preguntó él, con una mano en el bolsillo, parado en las escaleras y mirá