Juliana se quedó sin palabras por el comentario, sorprendida.
Después de un breve momento de pausa, buscando las palabras adecuadas para responder:
—Tía, sé que me tienes mucho cariño, pero...
—¡¿Por qué sigues llamándome tía?! ¡Mamá no está contenta con eso!
Antes de que Juliana pudiera terminar su