En la fiesta.
En otra mesa.
—Esos van rápido —comentó Dante con asombro.
Ysabelle estaba alegre.
—Eso veo.
—¿Y cómo te sientes, amor? —le preguntó Christopher.
—Bien, lo que tengo es hambre —contestó Ysabelle.
—Déjame buscarte algo —dijo él levantándose.
—Vamos juntos —dijo su mujer.
—Claro.
Ysabelle y Christopher se dirigieron a la mesa de bocadillos; al llegar, se acercaron dos excompañeros de la última novela en la que trabajaron juntos de protagonistas.
—¡Ysabelle!, ¿cómo estás? —le preguntó un hombre.
—Hola, Libia —habló Ysabelle sonriéndole.
Libia sonrió.
—¿Cómo estás?
—Muy bien, ustedes los veo muy juntos —dijo Ysabelle, mirándolo a Libia y Max.
Libia sonrió.
—Somos novios, ¿ustedes también están muy juntos?
—Sí —afirmó Max.
—Es que somos esposos —le respondió Christopher sonriendo.
Libia y Max exclamaron.
—¡Esposos!
Ysabelle sonrió.
—Sí.
—¿Pero desde cuándo? —le preguntó Libia.
—De hace mucho tiempo ya —le respondió Christopher.
—Para ser sincera, saben actuar muy bien; c