En la casa Milano Salvatore.
Lucía poniéndole un pañuelo en la boca.
—Esto es, para que no asustes a las bebés.
Ysabelle hablaba, pero no entendía nada.
—Amor, cálmate, no entendemos nada —dijo Christopher con calma.
Ysabelle en su mente.
—Hijos de sus madres, ¡me vengaré por esto! —decía una y otra vez.
Alessia aplicándole el yodo.
—Esto será rápido, solo respira profundo.
—Alessia, deberías llevarla a una habitación —le pidió Roberta.
—Sí, puede ser que se ponga nerviosa por tantas personas —comentó Alessia.
Ysabelle solo movía la boca.
Lucía quitándole el pañuelo.
—Listo.
—¡Suélteme! ¡Malvados! —exclamó alterada.
—Amor, cálmate —le pidió su esposo.
Ysabelle estaba alterada.
—¡Cómo que me calme, si no eres tú, verdad!
—Cálmate, mujer —dijo Alessia mirándola con seriedad.
—¡Déjeme!
—Cuñada, eres una fiera —comentó Stefano, por fuerza que tenía que hacer para evitar que se levantara.
—Con razón Christopher no la deja —comentó Tizziano divertido.
Christopher estaba avergonzado.
—¡Qué l