Me gustaba demasiado Waldo. Suspiraba por él. Eso molestaba a Alessia. Nosotras nos sentábamos juntas, en nuestros cubículos, en la redacción y lo compartimos todo. Entramos a trabajar al diario el mismo día y nos hicimos buenas amigas, nos ayudamos mucho y siempre estamos contándonos los chismes de la redacción, hablando de los chicos guapos del periódico y hablando de nuestras experiencias en las calles, en busca de las noticias del día.
A mi amiga le daba risa mi mirada amarilla. -Tienes ojos cánidos-, me decía riéndose. Mi padre y mi abuelo también tenían los ojos amarillentos. Ellos tenían muchos vellos, por suerte yo no heredé eso je je je. -Deja de pensar en ese hombre, estás haciendo el papel de tonta-, me decía, entonces, enfadada, Alessia, refiriéndose a Waldo. En realidad yo estaba demasiado encandilada con el muchacho nuevo de la sección deportes. no dejaba de mirarlo hecha una boba, admirando su espalda, sus brazos, su pecho grandote y me electrocutaba las veces que él me miraba y que no eran pocas. -¿Tú has hablado con él?-, le pregunté a Alessia. Quizás, pensé, se cruzaron en la cafetería, compartieron el móvil del diario o compartieron alguna información. -Nada, es un chico medio extraño, pregúntale a Daysi-, me remarcó Alessia con su naricita arrugada. Daysi trabaja en deportes, también. Yo no le veía nada extraño a Waldo, al contrario me parecía maravilloso. A mediodía, después que escribí nuevos informes para la edición impresa y la web del horrendo crimen del hombre hecho trizas por una gran fiera, aproveché que Daysi estaba almorzando para abordarla y saber más del muchacho que me trastornaba. -Es gracioso-, me dijo Daysi haciendo brillar sus ojos. ¿Uh? me sorprendí. ¡¡¡A ella también le gustaba Waldo!"!! ¡¡¡IOh no!!! -¿Tiene novia?-, pasé al ataque tratando de marcar distancias con Daysi. Ella abanicó sus ojitos. -No, no tiene, terminó una relación con una amiga de la universidad, estuvieron juntos dos años-, había averiguado ella. -¿Aún está en la universidad?-, mordí mi lengua muy extasiada y excitada a la vez. -No, ya terminó, está haciendo su tesis-, me reveló. Era un buen comienzo. ¡¡¡No tenía novia!!! El camino estaba despejado, sin embargo Daysi ya le había echado el ojo también. -Esta lindo Waldo ¿no?, me dijo ella, fulgurando sus pupilas. ¿No les digo? Ella quería, también flirtear con el muchacho nuevo de la redacción. -Más o menos-, le dije molesta, fastidiada, hasta iracunda. Me puse de pie y la dejé allí, saboreando su estofado de carne que devoraba con mucho ímpetu. Además de Garret, yo tuve otro enamorado, William. Él jugaba fútbol en un equipo profesional de Primera división. Era muy alto, casi como un poste de alumbrado público, guapo, de pelos largos y bastante fornido, como me gustan los hombres. Nos enamoramos después que le hice una entrevista para la web, pero nuestra relación duró muy poco. Rompimos porque él se enamoró de una chica futbolista del equipo femenino de su mismo club, sin embargo quedamos como buenos amigos. En la web leí que Waldo había entrevistado a William y lo llamé de inmediato. -¿Qué te pareció ese chico que te entrevistó?-, estaba yo abocada a reunir toda la información posible del muchacho nuevo en el diario que me tenía de cabeza. -¿Waldo Bonev?, sí buen muchacho muy agradable, sabe mucho de deportes, conoce de fútbol, es muy agradable, escribe bien, no tanto como tú, pero sí es ameno-, me contó. -¿Yo escribo mejor?-, me sentí muy halagada. -Siempre te lo he dicho, eres una excelente periodista, Jenny, además de muy hermosa, me encanta verte en los noticieros de la web, me encandilan tus ojos amarillos-, no dejaba él de coquetearme. -Tienes novia, William-, me reí coqueta. -No tiene nada de malo decir la verdad sobre la chica que fue antes, además, mi enamorada-, no olvidaba William los buenos momentos que pasamos juntos. -Hasta que Melissa se cruzó en nuestro camino-, yo no le perdonaba que me dejara por esa muchacha. -Cosas del amor, pues, mujer, je je je, Melissa me enamoró je je je-, echó a reír William. -Idiota-, le dije riéndome, también. -¿No me digas que te gusta Waldo?-, se interesó William. -Hummmm, algo je je je-, me delaté solita. -Bueno, entre periodistas es más fácil sostener una relación sentimental-, aceptó William. Por algo él había elegido, también, una futbolista para ser enamorados. Las profesiones se imantan, también, je je je. -Veremos, pues, qué es lo que me depara cupido en el largo camino del amor-, dije divertida y los dos nos reímos mucho. Yo estaba segura que Waldo era el amor de mi vida.