Los comerciantes lograron escapar, apenas se desató la refriega sin embargo los satánicos no pudieron hacerlo. Ellos fueron rodeados por los cánidos enfurecidos por ser continuamente perseguidos y acosados, y se transformaron en lobos enormes, con sus garras afiladas y los colmillos gigantes, inyectando de furia sus miradas amarillentas. -¿Querían lobos? ahora los tienen-, les dijeron los licántropos a los satánicos asustados, perplejos y anonadados veían a las enormes fieras alzadas frente a ellos iracundos y coléricos y cansados de tanta persecución. Los cánidos despedazaron sin compasión a los adoradores de vampiros.
Eso se repitió en otras tres ocasiones. Los satánicos continuaban en sus afanes de dar con los hombres lobo y lo único que encontraron fue una muerte horripilante en manos de los licántropos.
Los incidentes marcaron el fin de los remanentes que quedaban de los satánicos. Los pocos adoradores de vampiros que sobrevivían en la ciudad decidieron olvidarse de s