Capítulo 118

Csuhay se enojó tanto que pretendió sacar una pistola de su pantalón, pero Kolev tenía un revólver bajo la almohada y fue más rápido. Le apuntó en medio de los ojos. -Ni lo intentes, Ferenc-, le dijo ahora con el rostro ajado y la mirada resoluta.

-Vas a morir, traidor-, refunfuñó Csuhay.

-No le tengo miedo ni a ti ni a Gergely ni a nadie-, enfatizó Kolev sin dejar de apuntarle q los ojos con su revólver. -Es mejor que te vayas y dile a Gergely que ya no me importa la cofradía ni los hombres lobos nada-, le remarcó convencido, chirriando los dientes.

Csuhay se marchó dando un portazo, refunfuñando y dando bufidos igual a un animal herido. Kolev se cercioró que la puerta estaba bien cerrada, tomó su móvil y marcó un número. -¿Alessia?, sí, Dimitar, je, sí, mi amor, sí ha ocurrido un inconveniente, ajá, debemos casarnos e irnos a Europa, me están llamando urgente, ya sabes mis negocios, terminé de hacer lo que vine a cumplir, sí, sí, renuncié a la misión, así es, no, no, no m
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