Luego de algunas horas de vuelo al fin llegan a Alemania, el frio que estaba haciendo era tremendo ya Alana se había acostumbrado al clima de Madrid
-¡dios! No me acordaba del frio tan fuerte que hace aquí – Adal se quita su saco y se lo coloca encima de sus hombros – ¡oye, no! Te vas a enfermar
-nena, yo naci aquí este clima esta bien para mi
-estas mal
-mejor entremos al auto
Manejan por 2 horas hasta que llegan a una casa grande un poco alejado de todo lo único que tenía alrededor era árboles, se podía respirar aire fresco en ese lugar
-porque estamos aquí? Estoy cansada quiero llegar a casa
El alemán la mira con amor y tomando su mano hacen que caminen hasta la entrada de la casa, Alana no entendía muy bien que estaba pasando ella solo quería llegar a casa y descansar, dormir como marmota
-Adal, ya quiero irme
-pero porque nos vamos a ir si esta es nuestra casa
Alana no caía, miraba a Adal y luego veía la casa. ¿enserio era su casa?
-nuestra?
-así es, cuando me dijiste que te vend