Belén miró a Sofía y estalló en risas.
La relación entre Sabrina y Sofía parecía ser muy cercana. Si Sabrina llegara y viera a Sofía siendo violentada sexualmente, su expresión seguramente sería espectacular.
Belén se enderezó y aplaudió. —Vamos a divertirnos.
El hombre corpulento se acercaba y arrojaba a Sofía sobre un cojín de espuma cercano.
El hombre rubio entregó su pistola a un compañero y se unió al grupo.
Sofía luchaba desesperadamente, sus muñecas estaba marcada con rastros de sangre debido a la cuerda apretada y suplicó:—No, por favor, déjenme ir. Pueden pedir todo el dinero que quieran, ¡por favor...!
—... No te acerques, ¡auxilio! ¡Auxilio!
El hombre rubio desató las cuerdas de las manos de Sofía y le arrancó la chaqueta. —No hay nadie cerca. Puedes gritar todo lo que quieras, pero nadie vendrá a salvarte.
El hombre corpulento acarició la cara de Sofía. —Sé buena, disfruta del momento. Podemos hacerte sufrir menos.
Sofía sintió náuseas y se debatió con todas sus fu